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¿PROYECTO PAIS O UNA LISTA DE COMPRAS?

 

El Mensaje presidencial del 21 de Mayo, ha colocado a la Presidenta Michelle Bachelet en el centro de un debate sobre las prioridades que el país debiera darse a propósito de los enormes y crecientes excedentes del cobre.  

El Mensaje sin embargo, analizado desde una perspectiva global, ha sido en cierto modo decepcionante. No tanto por las expectativas que despierta y que pueden haberse sentido satisfechas o insatisfechas, según el color desde donde se mire, sino más bien por la ausencia de un "proyecto-país" al estilo como se espera de un mandatario en la inauguración oficial de su mandato y que le sirva de sustrato de fondo.  Proyecto país que, sobre todo, tiene relevancia a la hora de considerar que el país tiene la expectativa de mirarse a sí mismo, en la perspectiva del Bicentenario.   Proyecto país que mira al Chile de hoy a la luz de lo que ha sido su evolución histórica de 200 años y que se piensa como nación y como proyecto hacia las profundidades del siglo XXI.   Un proyecto país, una visión prospectiva, es lo que se podría haber esperado.

¿Cuál es el proyecto país que sustenta la alianza de gobierno?  ¿Se trata en definitiva de un vasto proyecto político para estructurar una modernidad articulada bajo el signo del dogma neoliberal?  ¿Vamos como sociedad hacia la modernidad?   Pero, ¿hacia qué modernidad nos encaminamos?

No fue un mensaje a la altura de un proyecto país.  Mas bien podríamos catalogarlo como una desordenada lista de compras, antes que un proyecto pais que sirva como carta de navegación hasta el 2010.   En las proximidades del 2010, los chilenos nos preguntamos y nos preguntaremos por el tipo de sociedad que hemos construido y llegaremos a interrogarnos por el Chile que vivirán nuestros hijos en el 2020 o en el 2030, para quedarnos en el corto plazo...

El Gobierno de Michelle Bachelet efectivamente se encuentra constreñido por la necesidad de resolver necesidades y demandas insatisfechas, en un lapso de 4 años de mandato y en tiempo político, entre marzo del 2006 y diciembre del 2008.  Políticamente se trata de un gobierno corto que dispondrá de "tiempo libre de elecciones" solo de un año y medio y un poco más, por lo que tiene que concentrarse en este dilema insoluble entre las urgencias del corto plazo (pobreza, indigencia, calidad de los servicios, incremento de remuneraciones...) y las exigencias del largo plazo (calidad de la educación, ampliación de las redes de salud, expansión de la inversión en investigación, innovación y desarrollo, modificación de la matriz energética, perfeccionamiento de la democracia...).

Entre el largo plazo que parece nebuloso y el corto plazo que aparece borroso ante la cantidad insospechada de recursos adicionales llegados a las arcas fiscales, el mensaje presidencial se quedó en la lista de compras para fin de mes, perdón, para fin de mandato...

 

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