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DEMANDAS ESTUDIANTILES (4) UN MOVIMIENTO QUE SE EXTIENDE

 

26 colegios en Santiago y tres regiones del país y alrededor de 60.000 alumnos en movilización, puede ser el balance numérico preliminar de este movimiento estudiantil al día de hoy jueves 25 de mayo. 

Pero, la cuestión de los números no es lo esencial.  Dos cuestiones centrales ocupan el debate público sobre el tema: la reacción lenta del Gobierno para intentar llevar el conflicto a una mesa de negociaciones dada la naturaleza diversa de las demandas, y el hecho evidente que el movimiento comienza gradualmente a extenderse.

Tal como analizábamos ayer, el movimiento se extiende en dos direcciones: hacia regiones (Valparaíso, Rancagua y la región de Concepción) y hacia establecimientos que hasta el momento no aparecían involucrados: los colegios particulares subvencionados.  He aquí posiblemente las razones por las que la Conferencia Episcopal católica se ofrece como mediador en el conflicto: el temor a que solidarizen con los estudiantes en paro, los jóvenes de los liceos que dependen de la iglesia católica.  "Temo que esto pueda extenderse..." decía ayer el Encargado de Educación de la Conferencia Episcopal, mientras los alumnos del Colegio Ruiz Tagle (dependiente precisamente de la iglesia) se declaraban en paro protestando porque ven una contradicción entre sus demandas de mejor calidad de la educación y el propósito de los curas de vender ese colegio a una empresa privada.

Hay una solidaridad estudiantil básica.

Hay una solidaridad juvenil que en este caso, "opera en red".   Los dirigentes estudiantiles han mostrado una notable capacidad de coordinación. Podemos atribuirlo a su decisión y a que los jóvenes funcionan en red a través de los celulares.  En la medida en que no hay un líder estudiantil emergente sino una multiplicidad de líderes, cosa que dificulta la interlocución para el gobierno, el movimiento refleja una eficaz capacidad de coordinación y de vocería de manera tal que se ha observado por los medios que solo hablan los dirigentes del movimiento por cada colegio.

En cambio la reacción de las autoridades a nivel comunal ha sido descoordinada: mientras en muchas ciudades de Chile el movimiento aparece apagado o controlado por la rápida reacción de dialogar (incluyendo Punta Arenas y otras capitales regionales), en otras comunas se han dado respuestas disímiles.   El alcalde de Providencia -haciendo honor a su pasado pinochetista- desalojó violentamente y con la fuerza pública a sus estudiantes en toma, mientras la alcadesa de Viña del Mar les dió la total gratuidad del acceso a la PSU a sus 1.100 estudiantes secundarios que mas lo necesitan.

Hay que observar los contenidos escritos en los carteles de los estudiantes.  Son de una cuasticidad impresionante.  Los alumnos del Liceo 1 de Santiago, aquel donde estudió Michelle Bachelet -lo que le da un valor simbólico a ese movimiento en particular- enarbolan un cartel que dice: "Ahora que eres Presidenta, ¿estás conmigo?" haciendo alusión crítica al slogan de la candidatura de Bachelet.

Pero además, hay una solidaridad espontánea de los padres y apoderados y del propio Colegio de Profesores, factor que que juega fuertemente en favor de los estudiantes.  

El gobierno mientras tanto anuncia que ha abierto una mesa de dialogo para el lunes 29 de mayo, pero declara contradictoriamente que no negociará con los alumnos que estén en paro, en circunstancias que es precisamente con esos estudiantes con quienes debe negociarse y dialogar, porque los que no están en paro no son el problema.   El Ministro de Educación, en cambio, declara en la mañana de hoy que "...los invito a dialogar y no pretendo romper el movimiento estudiantil..." y agregaba que "...si están en paro, podemos dialogar con ellos..." lo que refleja que se ha producido en el seno del Gobierno un "punto de inflexión" frente a la amplitud del movimiento estudantil: ahora se podrá negociar y dialogar cualquiera sea la situación de los estudiantes.

Lo que resulta notable de analizar en este conflicto, es el silencio de la derecha frente a las demandas de los estudiantes.  Ni la UDI ni RN han expresado claramente cuál es su posición respecto de las exigencias estudiantiles, lo que podría indicar que, o no tienen una posición común ante el tema, o que han resultado tan sorprendidos como el gobierno por la rapidez y la extensión del movimiento.  La Concertación oficialista tampoco ha sabido mostrar una postura única y común frente al movimiento. El silencio de la derecha nos habla tan fuerte que puede dejarnos sordos, porque pone de relieve, una vez más, la falta de capacidad de previsión de la clase política respecto de movimientos sociales que se venían incubando desde hace varias semanas y meses.

 

 

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